sábado, 10 de octubre de 2015

A veces me gustaría ser un perro...Sí, un humilde perro sí...

Hola, 
A veces me gustaría ser un perro...sí, un humilde perro sí...un ser vivo, inteligente pero a la vez limitado por la valla de un patio hermoso, cualquiera que éste fuera, con una espesa zanja de brezo que no me dejara ver el exterior y que se me clavara en los morros cada vez que quisiera husmear por ahí fuera…
¡Me gustaría vivir así, encerrada! Podría parecer curioso, lo entiendo, pero es así...podría decir lo contrario pero, aunque deba, no puedo…

A veces se me ocurre pensar cuán feliz sería así… con una vida tranquila y apacible… sin demasiados vicios ni demasiadas virtudes, sin demasiados anhelos ni demasiados logros, sin demasiado qué hacer ni mucho que decir...una buena vida ¿ no?

Una vida libre de la consciencia que me otorga mi condición de humana, libre de todo ejercicio de reflexión que durara más de unos pocos segundos, libre de toda la carga de ver el mal y el bien (que con el tiempo he empezado a creer que es mal también) por todas partes...

Me gustaría pensar que esa sería una buena manera de liberarme de todo lo que veo y que no me gusta porque lo vuelvo a ver dentro de mí…

Me gustaría ser un sencillo y simple perro y no tener que transformar lo bueno y lo malo en algo diferente…

Me gustaría verlo y no verlo a la vez. Verlo y no contenerlo por no tener espacio donde hacerlo o por no quererlo…

Más el perro no es por no quererlo, en todo caso es por verlo y no tenerlo…Y el no quererlo de un posible humano-perro ya contiene la semilla del querer verlo.

O así creo yo,

Mònica G.